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El Cuento, ...Soy Yo.: Cuentos...Solo Cuentos.
Contributor(s): Andersen, Hans Christian (Author), Laster, Carlos Alberto (Author)
ISBN: 1541166558     ISBN-13: 9781541166554
Publisher: Createspace Independent Publishing Platform
OUR PRICE:   $31.35  
Product Type: Paperback
Language: Spanish
Published: December 2016
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Additional Information
BISAC Categories:
- Fiction | Fairy Tales, Folk Tales, Legends & Mythology
Physical Information: 0.43" H x 5.98" W x 9.02" (0.70 lbs) 166 pages
 
Descriptions, Reviews, Etc.
Publisher Description:
Estos cuentos no son los de los "ca dos de la mata" con finales rosados y multi-arcoire os. Son reales, con la crudeza y a su vez delicadeza en la cual se mueve la vida en todos sus aspectos. So ar, viajar, volar, elevarse, caer, rodar, levantarse y proseguir a pesar de los abismos, precipicios, murallas, r os y mares, para alcanzar lo que deseamos siempre y cuando no hagamos mal a nadie para recibir el galard n asignado a nuestro fin. Los mejores cuentos de hadas seg n mi opini n se relacionan con los est ndares de vida, ya que presenta al ni o o al joven una perspectiva cr tica de la vida. Al llevar adelante la luz alta del personaje del cuento de hadas (fairy tales) aporta una contribuci n nica a la vida. Los cuentos a trav s de su impresi n pueden implantarse en el ni o y el joven logrando el deseo de que pueda fructificarse en ese puro, bondadoso, generoso y desinteresado amor por la persona mayor. Un cuento puede lograr el altruismo sincero de hacer comparecer ante sus ojos el deseo de su coraz n, o en un abrir y cerrar de ojos causar lo que hasta ahora le parec a imposible. Los cuentos de hadas por lo tanto son precursores de la utilidad que lo que har a una tierra nueva, y como tal, permitir una contribuci n a la religi n de la vida. El cuento de hadas tiene un lugar en la formaci n del sentido com n de los ni os y una actitud de simpat a que no voy a negar. Algunos fil sofos r gidos, que no ven m s de la vida que la que se encuentra en ciencia l gica, condenan el cuento imaginativo. Consideran que la ense anza cuentos inofensivos e historias como la narraci n son un desperdicio. Que solo lo que el ni o adquiere a trav s de ellos, tarde o temprano olvidar o desaprender . Tales argumentos parecen convincentes hasta que uno percibe que los autores de los mismos est n midiendo el valor de toda la ense anza en t rminos de estricta producci n intelectual. La vida es m s que la informaci n precisa, es impulso y es la acci n. El cuento de hadas es una obra literaria en vez de una acumulaci n de logros cient ficos. Sus realidades son cuestiones de sentimiento, en el que el pensamiento es un mero esqueleto para apoyar la aventura. Poco importa que nunca los hechos alegados en la historia fueran y nunca puede ser. Los valores e ideales moralmente dignos que se alistan en un cuento que despierta la simpat a del ni o son considerables pues ofrecen una pr ctica de esos prejuicios fundamentales hacia lo bueno y lo malo que son las primeras adquisiciones de un alma joven. Las otras caracter sticas de la historia - la r tmica, lo grotesco, el extra o y gracioso - son mera recreaci n, la abundante picard a que los ni os necesitan para descansar de los peligros y terrores que les fascinar . El cuento de hadas, como toda producci n literaria, debe ser juzgado por el estado f sico de sus efectos emocionales. El mundo del cuento es el escenario del planeta de la infancia, un reino de vida vicaria, m s elemental y m s estilista y libre de los dramas perfeccionado de los adultos sofisticados cuya arraigada aceptaci n de las realidades vinculantes exige otra pasta. Los cuentos cl sicos aqu presentados son de una clase particular, no son cl sicos totalmente infantiles, son adaptaciones ingeniosas de la vida y de la forma que agarran la imaginaci n de las gentes j venes y adultas. La dieta de los j venes no pueden ser determinados por las necesidades de los adultos. La desnutrici n espiritual, que se muere de hambre pronto pondr a en caso de un adulto un poco de raciocinio la misma que se pudiese imponer a los j venes para su sustento. La verdad es ampliamente ilustrada por esos objetos pat ticos de nuestra relaci n con los hombres y las mujeres que nunca han sido ni os y ni as. Volvamos ser ni os y ni as solo por un momento mientras nos transportamos al planeta de la infancia en el universo del cuento.